El litigio de Inés Sastre contra una web pornográfica
Menudo susto se debió de llevar Inés Sastre cuando descubrió que al teclear su nombre en Internet, el internauta era directamente redirigido a una página web de contenido pornográfico. Y es que, hasta hace unos meses, cualquiera que escribiera «ines-sastre.es» era enviado a «puritanas.com», una web para adultos. Pero finalmente, la pesadilla de Inés terminó el pasado mes de julio, fecha en la cual la modelo y actriz logró frenar una práctica hecha a mala fe que, por desgracia, es cada vez más frecuente en el mercado online. «La suplantación de dominios en Internet es un tema preocupante y muy común, sobre todo, en el caso de muchas marcas o de personalidades de renombre», señalan a LOOK los abogados de Elzaburu SLP, el despacho que defendió a la actriz en este caso concreto.
[EN IMÁGENES | Inés Sastre en la Jura de Bandera de Sevilla]
La modelo apuesta por su imagen ante todo, vinculándose a firmas de prestigio como ‘Ruinart’ o Citroën en estos últimos años / Gtres
La modelo, actualmente residente en París, consiguió ganar esta mediación sin llegar a los tribunales gracias a la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual), uno de los organismos acreditados por Red.es (perteneciente al Gobierno de España), responsable de gestionar y regular la resolución extrajudicial de conflictos de este tipo. «Esta suele ser la vía más rápida y menos costosa para solucionar este tipo de fraudes. Por el contrario, puede irse a los tribunales pero no es recomendable porque son procesos que pueden dilatarse en el tiempo y ser mucho más caros», cuentan a LOOK los defensores de Inés, quienes lograron demostrar la mala praxis.
Sin embargo, la actual novia del italiano Michele Alfano ha tenido suerte. Y es que, pese a que se pueda usar el nombre de cualquiera de forma fraudulenta, no existe una garantía segura de poder demostrarlo. «En este caso hubo mala fe, que es uno de los requisitos para poder ganar, pero también es necesario presentar un escrito previo que demuestre un derecho concreto -en este caso, se vincula el nombre de Inés Sastre a varias firmas del sector de la moda y del lujo- y que el dueño del dominio no tenga legitimación propia del mismo», explican sus abogados a este digital.
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«Esta es la vía más rápida pero puede llevar 6 o 7 meses y solo permite la recuperación del dominio»
Inés continúa al lado del italiano Michele Alfano, con quien comenzó su relación sentimental en el verano de 2012 / Gtres
Además, este es un procedimiento, como se venía relatando en estas líneas, que al no llegar a los tribunales, no permite ningún tipo de indemnización, y puede tardar entre los seis y siete meses en ser solucionado. Así lo explican los abogados de Elzaburu: «Esta es la vía más rápida, pero aún así no es inmediata. Además, por este camino, al no haber jueces, no existe una sentencia como tal, por lo que el damnificado no puede reclamar ningún dinero. Sí que le puede servir como prueba a futuro que los jueces tendrán muy en cuenta si ella decide posteriormente llevarlo a un tribunal. Pero siempre depende de la particularidad de cada caso».
Dicho de otro modo, este tipo de resoluciones, siempre que resulten a favor del demandante -como es este caso- sirven únicamente para recuperar ese dominio, pero no para otro tipo de pena. Ni siquiera esta resolución convierte a Inés en invulnerable a partir de ahora. «Desde el despacho siempre recomendamos que se registren todos los dominios relacionados con la persona física que no quiera ser vulnerada. Registrar un dominio cuesta en torno a los cinco o diez euros y te puede ahorrar muchísimos problemas. De lo contrario, todos estamos ‘vendidos’ en este sentido», advierten los abogados.
Como conclusión, aunque la mediadora para este caso, la abogada Paz Soler Masota, logró demostrar la vulneración del nombre de Inés Sastre gracias a la OMPI, a partir de ahora, la modelo deberá tener más cuidado si no quiere que este amargo trago se repita. Sobretodo desde que apuesta por vincular su imagen hace ya algunos años a firmas de prestigio tales como la de champagne ‘Ruinart’, la automovilística francesa Citroën o la prestigiosa revista de moda, ELLE.